Descripcion de un lugar
El museo Rafael Coronel de zacatecas está establecido en lo que queda de una vieja hacienda, hecha en su totalidad de cantera rosa, algunos de sus muros ya se han derrumbado y otros han sobrevivido pero se encuentran débiles. En las ruinas de lo que fuera una capilla a un quedan en algunas partes del techo pequeñas molduras en forma de serafines.
Sus grandes salones en los que se exhiben las diferentes exposiciones son de techos altos y suelos reparados para su uso actual, dichas salas albergan distintos tipos de exposiciones en las que se pueden observar mascaras de demonios de diferentes culturas, instrumentos musicales, títeres, artesanías hechas en barro, piedra, cerámica y otros materiales más
En dichas salas y pasillos puedes encontrar también una variada exposición de rostros humanos con diversas expresiones, comenzando pos los guardias que se “encargan” de que las personas no toquen o dañen los objetos.
Aun que casi siempre ellos parecen también parte de la exposición, algunos sentados, leyendo, escuchando música y otros hasta dormidos.
Los niños que se la pasan gritando, los papas callándolos o mirando de aquí para a ya sin poner atención en nada, y sus caras de quiero salir de aquí ya.
Los que leen todo y observan detalladamente cada objeto casi siempre estos son los que proponen la ida al museo. O eso pienso yo.
Las salas y pasillos están conectados y al seguir en orden estos te llevan a la salida, un enorme jardín verde en donde ya se encuentran las familias felices. ¿Sera porque por fin salieron del museo?
Sus grandes salones en los que se exhiben las diferentes exposiciones son de techos altos y suelos reparados para su uso actual, dichas salas albergan distintos tipos de exposiciones en las que se pueden observar mascaras de demonios de diferentes culturas, instrumentos musicales, títeres, artesanías hechas en barro, piedra, cerámica y otros materiales más
En dichas salas y pasillos puedes encontrar también una variada exposición de rostros humanos con diversas expresiones, comenzando pos los guardias que se “encargan” de que las personas no toquen o dañen los objetos.
Aun que casi siempre ellos parecen también parte de la exposición, algunos sentados, leyendo, escuchando música y otros hasta dormidos.
Los niños que se la pasan gritando, los papas callándolos o mirando de aquí para a ya sin poner atención en nada, y sus caras de quiero salir de aquí ya.
Los que leen todo y observan detalladamente cada objeto casi siempre estos son los que proponen la ida al museo. O eso pienso yo.
Las salas y pasillos están conectados y al seguir en orden estos te llevan a la salida, un enorme jardín verde en donde ya se encuentran las familias felices. ¿Sera porque por fin salieron del museo?